Puerto
Cumarebo; 17 de Mayo de 2024
El 17 de mayo Dia de Cumarebo alrededor de las 10am, fueron condecoradas 15 personalidades en la Plaza Bolivar en el Municipio Zamora, con la Orden Ciudad de Cumarebo en su unica clase. Dichas personalidades fueron:
CONDECORADOS CON LA ORDEN CIUDAD DE CUMAREBO EN SU UNICA CLASE. 17 DE MAYO 2024.
El Periodista Victor Graterol, Prebistero Luis Enrique Añez parroco de la Iglesia San Jose Obrero, Prof. Ramon Rafael Alvarez, empresario y luchador social Miguel Angel Gutierrez, Poeta Alberto Ramirez, docente y cultora Yoleida Arrieta, gerontologa Licda Liris Cobis, pescador Ruben Jose Quero, atleta Albany Gonzalez "La Pricesa del Billar", empresario Mario Arias, el joven Jesus Alejandro Colina, Nelly Mercedes Velasquez, Programa Canta Venezuela Canta de Jose Gregorio Cordova, Asdrubal Chapo Cumare (post morten), creador del Escudo y la Bandera del municipio y caricaturista de El Periodico de Zamora (recibio su hija Helen Cumare) y Gregorio Gonzalez (Goyo cafe).
El condecorado licenciado Victor Graterol Perozo tambien fue el Orador de Orden, quien emitio un discurso tipo reportaje periodistico mediante el cual hizo un recorrido historico del traslado del canton de Pueblo Cumarebo a Puerto Cumarebo, evento por el cual se conmemoran este año 179 años. Invito a la union de los cumareberos para seguir impulsando el desarrollo. AQUI SU DISCURSO:
DISCURSO DEL DIA DE CUMAREBO, POR EL PERIODISTA Y CONDECORADO, VICTOR GRATEROL PEROZO, 2024.
Escribir sobre Cumarebo
no es fácil.
Muchos piensan que
bastante tinta ha discurrido en centenares de páginas, libros, textos, revistas
y papeles que circunscriben a Cumarebo, de diversas formas, en todas las
circunstancias de su desenvolvimiento histórico.
Historiadores,
investigadores, cronistas, poetas, escritores, periodistas y compositores se
han enfrentado al reto de asumir a Cumarebo para dibujarlo de muchas maneras.
Yo mismo, como periodista, tuve el honor de escribir sobre Cumarebo en infinidades de notas de prensa, reportajes y crónicas en los diversos Diarios, periódicos y agencias de noticias para los cuales he laborado en los 38 años de ejercicio profesional.
He leído –además-
libros, textos y crónicas sobre Cumarebo.
Pero por experiencia
propia, insisto, sentarse frente a un tablero para escribir sobre Cumarebo y
expresarlo en la plena dimensión como uno lo siente y lo palpa, no es fácil.
He consultado textos
sobre Cumarebo con fundamentos y criterios excepcionales. Con una investigación
científica determinante, ecuánime, veraz. Con un objetivo preciso.
DISCURSO DIA DE CUMAREBO 2024 |
Investigaciones con el
planteamiento de una hipótesis clarividente y certera.
Con contenidos debeladores
de lo que ha sido y es Cumarebo en cada uno de sus momentos históricos y en
cada una de las circunstancias en las que se ha querido asumir, en lo que se ha
querido indagar y decir.
Escritos con textos
exquisitos, con una literatura bien redactada, con un manejo impecable del
idioma, pero sobre todo con un contenido –reitero- que define a Cumarebo cómo
es.
Pero, igual, me he
encontrado con publicaciones que desdicen de su contenido, con la impresión que se han escrito solo por
escribir, que no retratan con su verbo el espacio correcto que coadyuga a
Cumarebo, quedándose en lo superficial y banal. Sin profundizar sobre lo que se
está escribiendo, por falta de preparación intelectual y académica y por la
pobreza indagatoria en los temas a tratar.
Por ello sostengo, que
escribir sobre Cumarebo no es fácil, se debe tener dedicación, claridad en lo
que se quiere expresar, idioma, investigación, pero sobre todo el espíritu
cumarebero innato e innovador para poder plasmar, en lo que se redacta, la
geometría exacta de lo que se quiere decir de Cumarebo
No es fácil, pero
tampoco imposible si hay proposición y preposición.
Los estudiantes de
media general de bachillerato, de 12 a 17 años de edad, en el Proyecto Pedagógico de Aula, en lo que comúnmente
se ha denominado “la presentación del proyecto” han realizado abordajes
interesantes sobre las diversas facetas de Cumarebo. Y han expuesto bellezas
con muchas investigaciones y asesoría.
Dios quiera que el
ímpetu investigador de esta generación de revelo se mantenga, para que se
continue con la tradicional línea del pensamiento y siga indetenible la
definición de nuestra identidad como pueblo.
Concluimos,
entonces, que la investigación y el
esmero, acompañados de la mística y la ética es la clave para asumir a
Cumarebo. Quienes lo han hecho con esa precisión han triunfado.
Por ello yo coincido
con el cronista de Cumarebo, el profesor Alfredo Jiménez Marín cuando en su
libro “Remembranzas Zamoranas” señala: “estas remembranzas nacen del profundo
amor que siento por Cumarebo. Patria de leyendas, promisoria de futuros y
anhelos de progreso. Cautivadora y atrayente a la cual la desidia y la
indolencia no han podido doblegar”.
Alfredo Jiménez dice
que ese libro es un compendio narrativo, inspirado en la evocación de recuerdos
envejecidos, que si bien es cierto no proyecta la total veracidad histórica,
por la inexistencia de archivos cronicarios, condensa manifestaciones orales
que reflejan aportes valiosos y proporcionan referencias reminiscentes.
Y agrega Alfredo
Jiménez “casi cinco años ocupé mi tiempo en compilaciones, investigaciones,
lecturas análogas e indagaciones personales”.
Y es que Cumarebo es
cómo el amor, es una cosa grande, es una grandeza invisible, que se siente, que
se vive, que se sufre, que nos da alegría, placer, convivencia, estancia
agradable; es un no sé qué que es difícil, pero gratulante, dibujarlo en su más viva expresión, en su
expresión más exacta.
Así es Cumarebo, así es
como nosotros los cumareberos sentimos a Puerto Cumarebo, este belleza golpeada
por los avatares del tiempo y la incomprensión, pero bello al fin y al cabo.
Buscando una
aproximación podemos decir que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española define el amor como: “sentimiento intenso del ser humano que,
partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con
otro ser”.
Universalmente hablando
uno de los conceptos más aceptados sobre el amor es de la autora Jane Austen
que dice: “el amor es el sentimiento supremo que una persona puede experimentar
hacia alguien o algo”.
Traigo a colación este
punto porque en la indagación que hice sobre Cumarebo, a propósito de preparar
esta disertación, consulte la opinión de 10 cumareberos escogidos al azar en
los sitios públicos, no los cumareberos letrados, sino el Cumarebo común de la
gente, del pueblo y les pregunté ¿en tu opinión que tiene Cumarebo que todavía
no se haya dicho?.
Tropecé con el
cumarebero Jonathan Velásquez y lo consulté, desde entonces se convirtió en la
caza del gato y el ratón.
- Señor Víctor, por qué
usted me metió en esto, me dijo.
- Pero nada más tienes
que responder, le contesté.
- Por qué usted me hace
esas preguntas que yo no sé cómo responder, señaló.
- Solo tienes que decir
lo que consideras correcto, le comunique.
- Yo puedo consultar
con otras personas, me dijo.
- Claro -le respondí-
como un examen a libro abierto.
Cuando veía a Jonathan
en la calle Bolívar se me escondía en los comercios de la zona, hasta que el sábado 4 de mayo me sugirió.
- Señor Víctor puedo decirlo con
una palabra.
- Claro – le respondí- es tu
respuesta.
Y entonces Jonathan
respondió y dijo
-Amor, amor cumarebero.
Este acontecimiento tiene una importancia descomunal,
porque este muchacho de 18 años, sintetizó en una palabra el arraigo que el
cumarebero profesa por Cumarebo.
Ese apego es el punto central que hoy aquí quiero exponer
como fuente principal de nuestra idiosincrasia y abolengo.
Esa querencia, ese lazo indisoluble, ese ADN, ese amor
que los cumareberos siempre han tenido, desde tiempos pretéritos, por Cumarebo.
Es ese el punto dónde yo quería llegar en esta
disertación y que hoy se ha resumido en un solo verbo: amor.
PERIODISTA VICTOR GRATEROL |
Son muchos los pasajes vivenciales que describen ese acogió.
El periodista y escritor cumarebero, Misael Salazar
Leidenz en su libro “Geografía Erótica de Venezuela” cuenta lo que se vivió en
Cumarebo en el año 1912 con el paso del cometa Harley.
Ese año, por circunstancias
astronómicas, el cometa pasaría muy
cerca de la tierra y ser visible ampliamente desde cualquier punto; pero la
creencia innomicia de la época acostumbrada a los fantasmas, aparecidos y cosas
sobre naturales, creía que si la cola del cometa, que estaba cerquita, hacía
roce con la tierra se acababa el mundo.
Cada vez que el cometa
se acercaba la gente sucumbía en terror, familias enteras se reunían para rezar
el miserere, las iglesias se la pasaban llenas. Los cumareberos desde distintas
partes viajaron a este pueblo, las comunicaciones eran paupérrimas, las
carreteras no existían, solo habían caminos polvorientos y recuas.
Los cumareberos
viajaron a pie, en burro, a caballo, en carretas, por orilla de playa, en
lanchas quienes tenían posición social o alguna solvencia económica.
Sin embargo, para mí lo
importante estriba en que este acontecimiento pone de relieve la dualidad real
de celosía entre los cumareberos y Cumarebo.
Volviendo a lo
anterior, el cometa Harley pasó, quienes vivieron la experiencia –escribe Salazar
Leidenz- dejaron constancia de la
belleza sideral expectante del cometa. Ha sido la única vez en 500 años que
Harley haya pasado tan cerca del planeta y que los habitantes lo hayan podido observar
casi tangible, en todo su esplendor. Aparece normalmente cada 75 años.
La cola del cometa
nunca rozó la tierra, el asteroide como vino se alejó y la gente supo entonces
que el mundo no se iba a acabar y quedaban muchos siglos de vida y la multitud
se lanzó a la calle alborozada en un festejo multitudinario.
En Cumarebo los hombres
bebían concentrados en la calle San Pedro, hoy Zamora; calle Real, hoy Bolívar;
calle las Flores, hoy Guzmán; calle Las Tuzas, hoy Falcón y las mujeres
lanzaban caramelos y chocolates.
Después Cumarebo volvió
a la calma, a su cotidianidad: La única novedad post-cometa habida en nuestro
pueblo fue el incremento desmesurado de nacimiento de niños, porque los
paisanos de entonces creyendo firmemente que iban a morir se entregaron sin
control a los brazos de Morfeo y a la belleza inigualable del amor. Pero nada
más, agrega Misael Salazar.
Por cierto, en el año
1.912 llegó a Puerto Cumarebo el primer automóvil, traído por el General León
Jurado el político cumarebero de gran proyección. El libro “Curiana” del
historiador Oscar Beajon contiene la fotografía del carro, se trataba de un
ford negro y cuando llegó a nuestro pueblo era manejado, como funcionario de
chofer, por otro cumarebo famoso Juan Barsenas, quien junto con papillón venía
fugado de la prisión de Cayena. Años más tarde se ahorcó debajo de un puente
que hoy lleva su nombre por lo linderos de Playa Blanca: el puente de Juan Barcenas.
Y que decir el momento
cuando por los cielos de Puerto Cumarebo voló por primera vez un avión, fue en
el año 1.922, cuando la aeronave cruzó produjo el estruendo ensordecedor desconocido por nuestros ancestros, quienes
despavoridos y junto con los animales, perros, cochinos, gatos, llegaron corriendo a la playa.
En el verbo cotidiano de la gente se decía que
el parkinson que sufrido por Nona Donquis de Calatayud se debió a la impresión
causada por este hecho y que muchas de las enfermedades habidas en esa década
se produjeron por el estupor de los cumareberos, habida cuenta del trueno
inesperado producido por los motores del avión que era esperado por nadie y llegó
de repente como un rayo desde el cielo.
Después vinieron 10
años de chistes, anécdotas y chanzas por los cuentos del avión.
Han sido muchos los
hechos vivenciales de nuestro lar. En 1945, en plena segunda guerra mundial los alemanes
bombardearon la refinería de Curazao, cuyo resplandor era visible desde las
playas de Puerto Cumarebo. Nos creíamos tan importante que la gente corría a
esconderse en los escaparates y debajo de las camas porque los alemanes podían
venir a bombardear la plaza.
Empero, Puerto Cumarebo
también sufrió transformaciones importantes y con la llegada de la Estándar Oil
Company cambió la fisonomía local.
El escritor cumarebero
Mario Jacobo Penso, en su libro “Cumarebo en 50 Crónicas” señala que “la
compañía trajo cambios importantes, la
gente se hizo más liberal, las corrientes inmigratorias se mezclaron con los
nativos y nuevas familias y apellidos dieron vida al mundillo social”.
La forma de
alimentación mejoró, se generalizó el jamón que solo era visto en las mesas de
la calle Real, los chinos dieron a conocer su rica repostería, las palabras en
inglés se usaban corrientemente, la luz eléctrica mejoró, por las noches el
resplandor del mechurrio y el ruido del Gas Plan distraía a la gente, los
gringos incrementaron el beisbol, enamoraron a muchachas de las clases humildes
y se pusieron a vivir con ellas.
Los turcos comenzaron a
montar tarantines, tiendas y negocios de toda clase. La fisonomía del pueblo
cambió.
Mario Jacobo Penso apunta que de 1930 a 1938
Cumarebo era una orgía de motores, cornetas, radios, música de vitrolas, gritos
de borrachos anochecidos y amanecidos y de vez en cuando se prendían trifulcas
que comenzaban en El Solitario y terminaban en Barrialito.
Por cierto quien fue
cronista de Cumarebo, Juan González Pérez en sus reseñas “Presencia
Zamora” señala que la primera huelga
petrolera en el país comenzó Cumarebo.
A finales del año 1936 comenzaron a mencionar ser las palabras
huelga, injusticia social, explotación obrera y salarios mezquinos.
Cumarebo desesperó y
resolvió el ocho de diciembre dar el gran paso, la huelga petrolera, ordenada
por Alfonso Lugo, desde el mismo campamento de la Estándar Oil Company.
Toda la población de
Cumarebo salió a solidarizarse de inmediato conjm los huelguistas quienes por
primera vez alzaron su voz para gritar sus reivindicaciones.
Tres días después
Cabimas, Lagunillas y Mene Grande levantaron la gran llamadara de la Primera
Huelga Petrolera de Venezuela.
La Sandart Oil Company
cambio a Cumarebo.
Lo que no cambió fue la
fuerza de la relación Cumarebo-cumareberos. Son muchas las facetas que dan
constancia de esa relación intrínseca, que inclusive, va más allá de los
coterráneos e inmiscuye el contexto nacional e internacional.
Ese amor, ese no sé
qué, esa pega, ese imán que tiene Cumarebo está contextualizado en la crónica
de Ernesto “Faengo” Pérez quien describe como se vivía en Cumarebo la semana
santa.
Dice Faengo que muchos
días antes de la semana mayor, en las casas, comenzaban a aparecer las
prohibiciones que eran repetidas continuamente, los niños no debían gritar, ni
ser malcriados, menos decir malas palabras si se hacía había que pagar una
penitencia y rezar cien padres nuestros y cien aves marías para no trabar la
lengua y quedar soro mudos.
No se podía salir de la
casa. Prohibido comer carnes rojas solo pescado salado y sopa de ñame. Era
pecado bañarse y si alguien se atrevía en el mar se convertía en pez escamoso
horrible y las mujeres en sirenas. No se podía golpear, ni barrer. Compensaban esas
prohibiciones el deguste de los dulces típicos como buñuelos, batata conocido
como “Mala Rabia”, arroz, con coco que iba y venía entre las casas de la
comunidad.
El pueblo se llenaba de
cumareberos, pero además de muchísimos temporaditas que abarrotaban todas
nuestras estancias. Ese pega-pega de Cumarebo embuía a todos, al punto que
nadie quería regresarse, pero se iban con la promesa de regresar y de hecho
volvían una y otra vez. Esa simbiosis de Cumarebo una vez más queda estampada
en los hechos vivenciales descritos por Faengo en muchas crónicas y publicaciones.
Los cumareberos están
esparcidos por todo el territorio nacional, con años de residencia en ciudades
de Venezuela, pero siempre con su corazón norteando a Cumarebo, con sus viajes esporádicos
y temporales, pero con su contacto permanente en este lugar que los vio nacer.
La pandemia del Covid,
la cuarentena, la escasez adquisitiva y la gasolina han mermado la presencia
física, pero no ese coraje cumarebero que pese a las circunstancias y
contratiempos se manifiesta ahora en redes sociales, Facebook, instagram
telegram, twitter e internet que se han convertido ahora en el medio de
comunicación que descolla y consolida esa cumareberidad en todo el país y el
mundo.
Es como dice el historiador
Luis Felipe Bueno “el gentilicio cumarebero es invencible” y agrega” eso es
algo que se lleva en el alma, que se lleva en el corazón”.
Lo confirma Lisbeth
Zavala, en la encuesta realizada por mí a la gente del pueblo, cuando dijo “yo
estoy en el aula de clase en la Universidad de Carabobo y estoy pensando en
Cumarebo”.
También Ricardo
Martínez señala “cuando me toca viajar a Barinas allá como pescado rayado, no
está en mi dejar de pensar en Cumarebo, cónchale, me acuerdo de mi pueblo”.
Sin ir más allá, en el
Ejecutivo Regional donde yo trabajo los cumareberos que allí laboran todos los
días preguntan por Puerto Cumarebo.
La ola migratoria no
es la excepción. Los cumareberos con
estancia en Pérú, Chile y Argentina con el pasar de los años han vuelto de
forma definitiva y temporal y han reseñado que en navidad preparan las
hallacas, la ensalada y el pernil y al hacer la disertación del momento ésta
estriba en Cumarebo.
En Bogotá los
cumareberos suelen reunirse para compartir, tomar café y jugar dominó, cuando
las circunstancias laborales lo permiten, pero cuando sucede cantan “que lindo
es viajar a Cumarebo”.
En año nuevo desde
España se conectan en video-conferencia a las 6 de la mañana hora de allá y 12
de la medianoche hora de aquí para darse el feliz año, mientras que desde otros
países lo hacen por video llamadas, whatsapp y telefonía celular.
Esa simbiopsis lo
patenta perfectamente la coterránea Chepina Salguiero quien desde Miami a donde
la llevaron sus hijos, siempre registra
en su cuenta de Facebook “ajó hoy amanecí con unas ganas de irme para
Cumarebo”.
Adelaida Calatayud, una
ex reina del barro, siente esa misma nostalgia desde Coro a donde su mudó para
estar cerca de sus hijos. Adelaida, siempre acompañada de Montañita, viaja consuetudinariamente
para acá y exclama aquí y allá “yo si quiere a Cumarebo, yo añoro mucho a
Cumarebo, me hace mucha falta Cumarebo, con tantas ganas de regresar”.
Bueno Adelaida tendrás
que volver a comprar la casa que vendistes.
El arraigo de Mildred
Deroy se vierte en Estados Unidos donde visita a su hija. Allá en el norte comercian
los paltos de la gastronomía marina de Cumarebo. Los americanos comiendo comida
cumarebera; chicharrón de pescado, chorizos de pescado, empañadas de cazón y
raya, escabeche, hervidos, agallas de pescado
con funche.
Pero Mildred Deroy
dice: “yo no puedo vivir aquí, yo quiero a Cumarebo, yo añoro mi playa, este no
es mi país, mi hábitat natural es Cumarebo y pronto estaré allá”.
Ese sentimiento, no
solo está en los que se fueron, es como la canción de Paché Vargas: salgo, voy
y vuelvo.
Ese sentimiento también
está en los que nos quedamos trabajando, forjando y formando en Cumarebo.
En quienes estamos aquí
librando la gran lucha por nuestro pueblo.
Aquí estamos los
cumareberos pidiendo el derecho de palabra, siempre cuarteados por la
inclemencia del sol y la salinidad.
Es en estos hechos
donde se engrandece el enunciado de Luis Felipe Bueno y como dice la paisana
Edith Vargas “es que los cumareberos
somos muy sentimentales”.
Cumarebo también ha
engendrado grandes luminarias que han brillado en el firmamento.
Cumareberos como individuos de número en
la Academia de Medicina, en la Academia Historia, en la Academia de Ciencias.
Al respecto Rafael
“Fallito” Ocando asiduo indagador de los personajes suministró un linaje de
paisanos que han llenado de gloria a
Cumarebo y que justo es reconocerles sus logros y hazañas.
Educadores como Tomás
Facundo Rodríguez, Gabriel Martínez, Josefin Leindez, Ramón Nicolás Curiel Coutino, Manuel Vicente Cuervo,
Domingo Coutino, Angel Salvador Domínguez y Luis Asrpino.
Méedicos como José
Otilio Mármol Lastra, Jesús Rhode, Pedro Bonifacio Castro, Juan Rafael Ocando,
Lino Arévalo, Lino Recolao Bracho, José Rafael Apitz Rhode, Rafael José Cuervo
Cristian reseñados por el historiador Gabriel Briceño Romero en us Informe
Médicos Falconianos hasta 1950.
El odontólogo Orlando
Apitz Rhode introdujo los Rayos X Odontológicos en Puerto Cumarebo. También se
cita a Lérida Sirit Aular y José Antonio Rodríguez Valles.
Junto a los ciencistas
están los procuradores José Del Carmen
Manzanares. Jueces como Lucas Ocando, Guillermo y Régulo Van Der Biest, José
Mármol Márquez, Francísco Altimari y Francísco Faraco.
En la ingeniería
debemos mencionar a a Rafael Rojas Márquez, su obra fundamental junto al
ingeniero Curiel Abenatar fue la construcción de la carretera Morón-Coro.
Plumas como Diego
Leidenz Rojas, Tulio Amado Jiménez, Ismael y Rafael González Sirit, Luis Arturo
Domínguez, Ramón Daniel Medina, Ibrahim Castejón y Carlos Chávez.
Ni hablar de los
compositores, poetas y cantantes cumareberos, sería interminable la lista.
Grandes luminarias
desde el Cacique Cumarebo hasta hoy faltaría estrellas en el cielo, Mario
Jacobo Penso necesitaría mil crónicas sobre Cumarebo, Alfredo Jiménez Marín mil
Remembranzas Zamoranas, Faengo mil Pica
y Juye y Fallito Ocando mil reseñas. Para todos los cumareberos y cumareberas,
de todos los tiempos, nuestro aplaudo y reconocimiento.
Muchas instituciones
arriban también a su aniversario, “Danzas Cumarebo” llega a 40 años de larga
trayectoria, no se dice fácil, hay que ver la lucha sostenible durante cuatro
décadas para sembrar todo lo que ha hecho esta agrupación. “Cristina hasta cuando
vas a bailar”. “Hasta que las piernas aguanten.”
Los “Niños Cantores de
Zamora” al mando de Anita Velarde de Polanco llegó a 21 años de existencia, con
una gran y ardua lucha, no ha sido fácil, en la sede, en la calle, en La Casa
de la Cultura.
La agrupación “Renacer
Zamora” al mando de Diosa Lemus también ha tenido que desatar una gran lucha,
una gran batallas, incansable, disciplinada, invencible, sin sede, en la calle, en la cooperativa, en su casa,
donde sea, pero con 21 años de presentaciones ininterrumpidas, venciendo los
obtáculos y adversidades. Que belleza, que grandeza.
Radio “La Perla”
también llega a 21 años, mantener un medio de comunicación social no es fácil,
pero la ardua lucha del General Jhonny Arias y una gran amiga mía Betariza
Aular lo han hecho posible.
En medio de toda esa
aureola llegamos al 17 de mayo a 179 años del traslado de El Cantón de Pueblo
Cumarebo a Puerto Cumarebo.
Alguien, en una
oportunidad me preguntó qué es un cantón: “es el centro del poder político, lo
que después se denominó distrito y ahora se llama municipio”.
Ya esté bien repetido que lo
que hoy se celebra es el traslado de El Cantón.
Desde 1991 cuando el profesor
Florentino Gómez propuso la escogencia de un Día para conmemorar a Puerto
Cumarebo me han antecedido 33 oradores, todos
de alguna manera han hecho alusión a la mudanza de El Cantón, de forma que yo
no haré repetición.
Es prudente y
obligatorio ir al análisis de las circunstancias, cuyo punto, ha sido poco
abordado y publicado.
Qué fue lo que ocurrió
en 1845 en Puerto Cumarebo para que se fomentara ese traslado. No fue por
capricho. No fue por azar.
Entones, qué
acontecimientos hubo en Puerto Cumarebo en esa fecha que motivó esa mudanza.
Ese análisis lo vamos a
asumir en el marco de la investigación realizada por la doctora Lisbeth Bracho
en sus tesis de doctorado que a mi juicio es la investigación científica más seria
y ecuánime que sobre la materia se ha hecho desde el punto de vista académico.
Lisbeth Bracho lo ha
abordado en el marco de la Geo-Historia que es la ciencia que estudia el
espacio geográfico en el contexto histórico
o la transformación del espacio como un producto social.
Remontó el siglo XVI,
en la investigación de la historiadora Elina Lovera, quien reseña cuando el
Obispo Rodrigo de Bastidas en su periplo eclesial se encontró con un
asentamiento de indios caquetíos, como un pueblo de la real corona, es decir,
que no eran esclavos y lo fundó con el nombre de San Gabriel Arcangel de
Cumarebo que hoy es Pueblo Cumarebo. Inclusive en la iglesia colonial está
incrustada una cripta alusiva a este hecho.
Ya para el siglo XVIII
a orilla de playa a 3 kilómetros de Pueblo Cumarebo se gesta la conformación de
una ranchería y en su trabajo Lisbeth Bracho cree que hubo un proceso donde
pudo haber influido el contrabando y la pesca.
Es una hipótesis de
trabajo que coincide con la investigación del prebístero Numa Rivero.
Ocurrió una dinámica
social que deja un péndulo, pues, a partir de entonces comienza a darse una
dinámica económica donde juega un papel importante la actividad portuaria.
Esa ranchería, para el
siglo XVIII, ya tenía conformación propia cuando en 1.777 figura en las
estadísticas portuarias de la época y en la lista de los puertos aparece Puerto
Cumarebo reseñado.
Para 1830 el Gobierno
Nacional promulgó la Ley de Habilitación de Puertos y habilita a Puerto
Cumarebo para la exportación de productos hacía Curazao, Aruba y Trinidad y
Tobago, en una información que también es sustentada por el historiador
Federico Brito Figueroa. Esa ley también habilita a San Juan de Los Cayos,
Adícora, Capatárida, Güira y Maturín.
Esa dinámica portuaria
es el elemento que permite que 15 años después el sector económico de Puerto Cumarebo
eleve ante la Presidencia de la República el traslado de la cabecera de El
Cantón, que se promulgó el 14 de mayo de 1845 y que tuvo su ejecútese el 17 de
mayo de ese mismo año siendo Presidente el General Carlos Soublette.
Pero el análisis no se
detiene aquí. Hubo un trasfondo económico, político y hasta social en Puerto
Cumarebo para que ese hecho se produjera; que anteriormente ya habíamos dicho
no fue por capricho, ni por azar.
Cómo así.
La actividad portuaria
generó posiciones económicas y familias importantes.
Esta élite social
necesitaba tomar el control del péndulo donde se tomaban las decisiones
políticas que los beneficiaran.
Ya tenía el control
económico, pero necesitaban el control político que adecuara las
decisiones del gobierno local a sus
intereses.
Y lo lograron con la
mudanza de la cabecera de El Cantón.
Aquí está el análisis
de la situación.
Ese poder político ya
instaurado en Puerto Cumarebo produjo una alternabilidad en el poder con los
mismos miembros de la élite económica. Eran siempre los mismos nombres, los
mismos hombres, las mismas familias los Rodhe, los Marte, los Vander Biest, los
Juliao, los Estibanot, eran siempre los mismos comerciantes que se alternaban
en cada uno de los cargos y de esa manera aglutinaron la combinación económica
y política manejada a sus intereses.
Para 1.910 la actividad
portuaria comienza a mermar, pero pudiese hablarse de una disminución hasta
1950.
He aquí la historia de
El Cantón.
Por encima de todo la simbiopsis
entre los cumareberos-Cumarebo es el amor, el apego y el corazón.